En su interior nos encontramos con una planta basilical con tres naves, la central más ancha y alta que la laterales. En las tres naves tenemos bóvedas de cañón sostenidas por arcos fajones. En el centro del crucero, tenemos un cimborrio, y en la cabecera, a tres ábsides, el central más amplio y profundo. En cuanto a las columnas, decir que las que separan las naves son de fuste liso, y con un capitel suntuosamente decorado con formas geométricas algunos, y otros con imágenes de la Biblia.Entre ellos merece la pena observar con detenimiento los dedicados a la historia de Adán y Eva, o a la fábula de "La zorra y las uvas". Estas columnas sustentan a las arcadas, formadas con arcos de medio punto simple.
En el exterior debemos destacar las dos torres que flanquean la portada, al final de las naves en la portada observamos los contrafuertes. El pórtico está inmerso en un arco de medio punto que tiene un tejadillo sustentado por ménsulas En sus caras laterales tenemos dos salientes que recorren todo el perímetro exterior, uno en la línea de imposta de los arcos de medio punto que forman los ventanales, y otra en la línea de la basa de las columnas de dichos ventanales. La iglesia presenta cuatro entradas, una en cada una de sus fachadas, aunque sólo dos permanecen útiles: la de la fachada principal, la más ricamente adornada de todas, y la de la portada sur (actual puerta de entrada al público). La puerta de la fachada norte aparece tapiada.
El templo sufre un progresivo deterioro, que lleva a que a finales del siglo XIX sea declarado inadecuado para el culto. Tras su cierre, el deterioro se acelera, con varios desprendimientos en la bóveda y las paredes. Varios informes emitidos durante esta época reflejan el preocupante estado de la edificación que amenazaba ruina. La labor de restauración del templo se inicia poco después de su declaración como Monumento Nacional en 1894. Las labores de restauración quedan en manos del arquitecto Aníbal Álvarez y Amoroso, quien se propone devolver el templo a su estado original, eliminando los añadidos posteriores. Los capiteles y canecillos más deteriorados fueron trasladados al Museo Arqueológico de Palencia, y sustituidos por reproducciones.
Las tareas de reconstrucción finalizan en 1904, fecha en la que definitivamente se reabre al público. En la actualidad puede contemplarse, en el interior de la propia iglesia, una maqueta que representa la situación de la iglesia en el momento de acometer su restauración.
San Martín de Frómista a finales del siglo XIX, antes de la reconstrucción. |
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