PALOMARES DE VILLAFÁFILA
CARACTERÍSTICAS CONSTRUCTIVAS
Las formas y características constructivas de los palomares de Villafáfila son iguales coincidiendo con el resto de las provincias o comarcas limítrofes, auque dada la diversidad de comarcas que la provincia encierra en sus límites administrativos, sus palomares presentan una gran variedad de tipos, si bien, todos ellos obedecen a unos criterios comunes entre los que se puede citar:
El palomar es una construcción típicamente agraria rural y con un lugar propio dentro de lo que se denomina arquitectura popular.
Han sido construidos por generaciones de maestros albañiles locales que han repetido sus formas y han buscado la mayor simpleza a las soluciones constructivas.
Su finalidad es dar cobijo confortable a las palomas y facilitar el que aniden en ellos, teniendo como aprovechamiento los pichones para la mesa y la palomina como abono.
Su producción ha sido considerada como complementaria y de escasa importancia dentro la economía de las familias campesinas, de ahí, que sus construcciones fueran de poco coste recurriendo a materiales baratos y que estaban al alcance de la mano.
Los palomares de Tierra de Campos se caracterizan por una gran riqueza arquitectónica, avalada por una gran variedad formal, y por un sinfín de detalles decorativos (y por no ello menos útiles) que hacen de los palomares de la zona construcciones únicas en su tipo.
Lo primero que se tenía en cuenta a la hora de levantar un palomar era su situación, fuera o dentro del poblado, pero siempre orientado al mediodía para que el sol diera de lleno, algo al parecer imprescindible para las palomas.
Después venia la elección del modelo a construir porque las formas podían ser muchas: circulares, rectangulares, cuadrados… Una variada tipología a escoger según las preferencias del dueño.
En el interior hay mil detalles que cuidar, especialmente en los que se refiere a la disposición de los nidales. Estos se disponían en las paredes del palomar a tresbolillo y sus técnicas de construcción eran variadas ya fueran con adobe, vasijas de barro sin cocer, tablas o directamente excavados en el muro del tapia.
La puerta de acceso debía estar bien orientada, lo mismo ocurría con los huecos de paso para la entrada y salida de palomas.
Todo está pensando en función de la confortabilidad de las palomas, incluso la utilización de los materiales, aunque estos se eligen teniendo en cuenta los que se encontraban más cerca, es decir, el barro de nuestra Tierra de Campos, ya fuera en adobe o en tapial y con cubierta de teja árabe.
Una de las particularidades más interesantes del palomar es la riqueza formal que se manifiesta no solo en las apariencias exteriores, sino de modo especial en los interiores, dependiendo de la existencia o no de patio. Ello da lugar a una variedad verdaderamente asombrosa de tipologías, ya quesean cuadrados y con cubiertas escalonadas que desembocan o no en patios interiores (donde las palomas pueden tomar el son sin ningún peligro), ya sean redondo con el tejado desaguado aguas en el patio interior, etc.
MATERIALES
Reconocida a través de lo expuesto la personalidad del palomar como construcción típicamente agraria o rural y con un lugar propio dentro de lo que entendemos como arquitectura popular y sobre todo en la zona de Tierra de Campos, donde por sus especiales características geológicas y geográficas de meseta, los materiales de que se dispone el constructor rural son de una gran modestia, provoca que con carácter general toda la arquitectura popular que emana de la mano del maestro local sea necesariamente una arquitectura adaptada a una realidad física, como lo es el empleo de los materiales que más a mano tiene y que también le son más baratos, que en este caso es el barro, todo ello reforzado por el hecho de carecer de leña, lo que dificultaba la producción de ladrillos, dentro de la economía como tradicional en estas comarcas, que tendían siempre que ello fuese posible al autoabastecimiento.
Toda la Meseta Norte, dentro de la cual se encuentra inmersa la <<Tierra de Campos>>, está rodeada de cadenas montañosas y que fundamentalmente con su altitud media provoca gran parte de ella sea de clima extremado y de pobres recursos. Si a esto se añade la naturaleza del suelo, en gran parte arcillas, se explicará el porque de la adopción de conglomerados de barro como elementos primordiales en la edificación. Conglomerados de barro que quedan en exclusivamente, ya que la escasez de madera impide que se pueda pasar al escalón siguiente: la cocción.
Aunque el uso del tapial y adobe se extiende más haya de la Tierra de Campos, hasta zonas de Tierra del Pan y Tierra del Vino e incluso hasta los macizos montañosos y la Meseta Sur, sin embargo su uso exclusivo se llevo a cabo en la Tierra de Campos de forma masiva.
De esta forman y de forma con carácter general se puede establecer que toda la arquitectura popular y por este la arquitectura del palomar, se hace realidad a través de la utilización sistemática del barro como material base en dos formas esencialmente: el tapial y el adobe.
La primera forma de empleo el tapial, constituye sin lugar a dudas el hormigón elemental por excelencia, ya que formalmente goza de las mismas propiedades que cualquier tipo de hormigón, es decir su carácter formaceo. De ahí su perfecta maniobrabilidad plástica para resolver parámetros de cualquier tipo de trazado en planta, a lo cual hay que sumar sus magníficas condiciones antisonoras y térmicas. Constituye una utilización que podríamos llamar reiterativa del barro con una serie de aditamentos y procedimientos que descubrimos posteriormente, frente a la utilización del barro en su segunda modalidad, el adobe, que se diferencia del tapial en que en este caso la formación de fábrica se logra a través de la unión de piezas independientes, unidad también con el mismo material base hasta formar un todo isótropo en todas direcciones.
El tapial y adobe como materiales constituyeron la antitesis de la piedra en cuanto a sus condiciones de permanencia, necesitando por tanto un continuo cuidado para restaurar sus erosiones.
Dada la naturaleza del material aglomerado que es muy atacable por el agua, las construcciones siempre se plantean sobre un zócalo de piedra, que puede alcanza distintas alturas; sobre el se viene a asentar la fábrica de barro propiamente dicha en cualquiera de loas dos modalidades indicadas, si bien se da el caso de fábricas superpuestas de tapial y adobe, generalmente utilizando el tapial en las partes más bajas inmediatas al zócalo y el adobe el más alta.
La piedra, como material más escaso y también más caro, se viene a utilizar en aquellos puntos, donde por una necesidad constructiva es imprescindible su uso, como en el caso descrito de los zócalos en contacto con el terreno y también en aristas de construcciones y en reorcados de huecos, impostas dinteles, etc.
El empleo del ladrillo es escaso: en los remates de aleros en voladizos y en las protecciones o cubiertas de guardavientos, así como en la elaboración de los decorados y cenefas que adornan algunos palomares. También en ocasiones es utilizado en recercados de puertas principales de acceso, formando parte dinteles rectos o en arco.
El palomar, como componente singular del conjunto de la arquitectura del barro, indudablemente cumple estrictamente con las condiciones señaladas genéricamente, siguiendo de una forma muy ortodoxa toda la tecnología constructiva del barro mediante la utilización de todos los elementos descritos, tapial, adobe, piedra y madera, además de la teja árabe que sistemáticamente remata todo tipo de edificaciones en esta amplia zona de Tierra de Campos.
Pero además de la personalidad que de por sí tiene las construcciones de barro, el palomar adquiere un mayor valor plástico al considerarlo dentro del paisaje, con sus formas rotundas y simples, personalidad que en el caso del palomar aislado queda realzada por el protagonismo de su propia masa en un paisaje horizontal y despejado.
Una característica que generalmente llega a constituir un denominador común en casi todas las edificaciones, en el contraste que ofrece una formas casi siempre volumétricamente elemental (cilindro, prisma, pirámide, etc.) con una serie de remates y adornos en forma de cenefas, celosías, pináculos, etc., que casi sistemáticamente adornan las cumbreras y puntos altos de los palomares, cuya razón puede admitir más de una explicación ya que estos remates singulares podrían interpretarse como elementos para llamar la atención de las palomas en vuelo o bien como manifiesta Carlos Flores. <<Tanto los levantamos sobre una traza circular como los que se basan en planta poligonales, son a menudo pintorescos, más o menos ornamentados, provistos de remates o aditamentos que sus constructores hay preferido introducirlo pensando sin duda en aumentar su atractivo. Es curioso comprobar cómo el constructor popular, que con tan gran ahorro de elementos decorativos construye, en general su vivienda, se decide a introducir éstos en un tipo de construcciones sin duda alguno secundaria y que, como tales, no parecen infundirles el respeto que les merece aquella. Por otra parte no siempre el pintoresquísimo quedan que pueden ofrecer algunos de estos palomares es el resultado de un deseo consciente y premeditado de <<embellecer>>, sino por el contrario, consecuencia directa de la solución de diversos aspectos funcionales: multiplicidad de cubiertas, necesidad de perforaciones que permitan el paso de las palomas, etc., pero lo cierto es que muchos casos hay una preocupación de orden estético parece adivinarse en ellos.
TÉCNICAS
Las técnicas utilizadas en la construcción de la obra gruesa de los palomares de Tierra de Campos, como son los muros portantes o de cerramiento, así como los muros interiores para la formación de nidales, responde al empleo del tapial y del adobe, bien mediante la combinación de ambos.
Ello unido a la utilización de refuerzos en esquinas a base de piedra o ladrillo da lugar a una gran variedad de combinaciones en la utilización de los materiales básicos. No se considera la teja en estas combinaciones por ser un elemento que invariablemente es utilizado en las cubiertas.
A continuación pasamos a describir someramente las dos tecnologías básicas, la del tapial y la del adobe.
EL TAPIAL
Definimos el tapial como un conglomerado monolítico ejecutado en seria por un modelo <<in situ>> de un hormigón de barro apisonado.
Como primera pasa para la obtención de una fábrica de tapial resistente al paso del tiempo es fundamentalmente la preparación y composición de las tierras.
Debiéndose emplearse tierras arenosas graduadas con arcillas que actúa de conglomerado del 15 al 20% amasadas con agua, cuidando especialmente de que el contenido de agua no sea excesivo ya que en caso contrario la evaporización ofrecería un material poros, permeables al agua y consecuentemente deleznable al ser muy heladizo. De ahí que el contenido en agua para amasado no deberá superar el 12% en peso de la arcilla empleada.
Las tierras se amontonan en pequeños montones durante el otoño, para que durante el invierno sean atacadas por el agua, los hielos y el sol, haciendo que la misma vaya esponjando y perdiendo materia orgánica, conviniendo a la buena técnica de la tapiería que pase un año entero ante de la fabricación del tapial.
Las mejores tierras para tapiar son las arcillosas, capaces de adoptar taludes naturales próximos a la verticalidad y cuyo desmoronamiento previo es dificultoso.
Antes de proceder a la ejecución de los tápiales se habrá preparado previamente la cimentación y zócalos, generalmente ejecutados con mampostería de piedra, formando una especie de hormigón ciclópeo bajo rasante y mampostería concentrada muy tosca en zócalos, que por su estabilidad y aislamiento proporcionan una base adecuada para cribar el tapial. Una vez amasada la tierra se vierte sobre un molde de madera compuesto que cierran los costados; esto siempre en el tapial de inicio de fábrica, ya que para lo sucesivos, por ir adosados uno contra otros, sólo será necesario tres tableros. Una vez relleno el moldee se procede al apisonado de las tierras dentro del tapial se hacia con unos pisones de madera de encina de forma de tronco de pirámide rectangular con un largo mango. Un buen apisonado es fundamental para la calidad y duración del tapial y para ello el sonido del pisón tiene que ser claro y debe percibirse desde bastante distancia; sin embargo cuando la tierra no esta en su punto o el apisonado o se ejecuta bien, es el sonido del pisón quien primero lo delata, ayudándose por un ligero regado, debiendo evitarse en exceso de la misma que pudiera embarrar el pisón. El apisonado generalmente se ejecuta por tongadas de un espesor no mayor de los 15cm. Los espesores de los tápiales ejecutados mediante este procedimiento oscilan entre los 60 y 80cm.
La resistencia adquirida por una fabrica de tapial de buena ejecución, al cabo de un año de su realización, oscila entre los 9 y 12 Kg. /cm2. por rotura o compresión para altura normal de 4m.
En ocasiones para dar al tapial mayor consistencia y protegerlo de la humedad, se añade barro mortero de cal y arena, recibiendo el nombre de tapial calicostrado.
Se enlucen, una vez secos y picados, con una lechada de cal y barro o mortero de cal y arenas finas y cenizas, reforzándose las aristas y dinteles con mampostería o fábricas de ladrillo.
EL ADOBE
El adobe se puede definir como un prisma de tierra arcillosa comprimida y secada al aire sin intervención de la cocción.
Solía hacerse en verano, ya que es la estación con menos lluvias y más calor y por ello el secad es más rápido y seguro.
La forma del adobe se logra mediante moldes o gadillas que se rellenaban de la masa descrita, la cual se comprime y enrasa por su cara superior con un listón o rasera, quedando lista la pieza para su secado. La desecación se hace dándoles una serie de vueltas y cuando ya han adquirido una cierta consistencia se amplían en muros hechos con los adobes separados unos de otros para facilitar la circulación del aire y consecuentemente el secado. La operación del secado se suele hacer bajo cobertizos para resguardar el adobe del sol, lluvia y vientos fuertes con objeto de garantizar un secado lento que o ariete las piezas por evaporación y contracciones rápidas. El periodo de secado puede variar de cuatro a seis semanas, pasado el cual el adobe se encuentra listo para su utilización. |
La apuesta en obra de los adobes se ejecuta como una fábrica de ladrillo normal, pero utilizando como mortero pasta de barro de pequeño espesor, en justas para evitar retracciones y siempre sobre un zócalo de piedra. Generalmente para proteger de la humedad a los parámetros se suele cubrir de una costra de mortero de cal.
La variación de medidas de las piezas de adobe suele oscilar de unas comarcas a otras e incluso de unos pueblos a otros, pero por término medio generalmente las más utilizadas en Castilla y León son de 40x25x10cm., lo que da un peso aproximado por pieza de unos 14 a 20kg y una resistencia o compresión de 15 a 20kk/cm2.
Para construir un palomar de barro se comienza quitando la capa de tierra vegetal de la parcela en la que se va a edificar y se pone en montones que al final se extenderá de nueva sobre la misma. Seguidamente, en el otoño, se procede de la misma manera que se ha dicho para las tierras del tapial, amontonando en ringleras aquellas que se van a necesitar, dejando sin tocar, con un pequeño margen por exceso la parte donde se va a construir el palomar con el fin de que ésta quede un poco más elevada que el resto de la parcela con ello proteger mejor el palomar de la humedad.
En la Primavera se comienza abriendo una pequeña zanja perimetral de igual anchura a la que vaya a tener la pared del palomar para la construcción de cimiento que suele recibir en la mayoría de los pueblos alizace, alizaque, lizar o alizar, se rellenaban con piedras o morrillos colocados en hileras y cogidos con morteros de cal o simplemente de barro y cal. Sobre estos se comenzaban a construir las paredes perimetrales del tapial o adobe, aunque la mayoría de los casos, por falta de piedra no se hacían cimientos y se construían sobre la misma tierra.
NIDALES
Al mismo tiempo que se levantan las paredes del palomar, se van construyendo los nidales para las palomas, los cuales reciben según la zona, los nombres de hornillas, pateras, nichas o nichos. Sus formas son variables dependiendo de principalmente de los materiales empleados en sus construcción. Condiciones más importantes de os nidales puede resumirse en las siguientes normas:
Que sean lo bastante espaciosos, para que las aves puedan moverse con soltura en su interior, estén lo suficientemente aislados entre si como para evitar la intrusión de machos ajenos al nidal, evitándose peleas que perjudican y pueden terminar con los huevos o los pichones.
La construcción de los nidales cuando la pared es de tapial, una vez terminado el muro y aun fresco, se pican los nidales por su parte interior o por los dos lados si la pared es de separación, la disposición es reticular o a tres bolillo y a veces , con el fin de dar más a la pared se deja 2 o 3 metros una franja de medio metro de ancha y de arriba abajo sin nidal; más raramente estos son de barro cocido o secado al sol e incuso formado por dos tejas partidas y colocadas a modo e de tubo, que se van colocando al ir haciendo el tapial. Las dimensiones del nidal oscilan alrededor de 21x19x20cm. la separación de unos nidales a otros se puede estimar entre 10 y 30cm. alcanzando una densidad media de 8 a 10 nidales por m2, comenzándose a construir a unos 60cm del suelo. Antes de picar para ejecutar los nichos se suelen dibujar, con una plantilla el trazado del contorno del nidal, sobre el barro todavía fresco.
Cuando los nidales se hacen con adobes, la formación de los nidales es simultanea con la subida de las fábricas, dejando a medida que se van ejecutando los muros, los huecos que conforman los nidales mediante piezas que hacen de suelo y techo para cada dos nidales superpuestos, siendo raros los casos en que una vez subida la fábrica se hacen los nidos picando sobre los paramento al igual que en el caso de unos de tapial.
Al igual que en el caso de los nidales ejecutados en las fábricas de tapial, los nidales realizados en muros de adobe presentan diversas disposiciones reticulares o al tresbolillo, si bien la forma general es la de nidales superpuestos en cuadrícula.
Finalmente en cuanto conformación de muros de cerramiento o carga se refiere, existe una técnica mixta, consiste en la formación de la faja exterior de cerramiento mediante fábrica de tapial y un trasdosado a base de adobe, que forman un anillo o piel interior de donde se realizan los nidales, técnica asta que sublima las mejores características de ambos materiales, al conseguir un cerramiento exterior más rápido de ejecución y con menos juntas y una piel interior donde es más cómoda la ejecución de nidales que en la técnica del tapial a base de picar para conseguir los nidales. También se ha detectado la existencia de técnicas mixtas en las que la piel interior que conforma los nidos está realizada mediante adobes formando tabaquillos verticales y tablas corridas de madera que hacen de suelo y techo de los nidos.
MUROS
Los muros de cerramiento tienen una anchura de 55 a 65cm y los de división de 50cm, las técnicas usadas fundamentalmente con el tapial adoptan variantes que se refieren básicamente a dos aspectos; uno de ellos el proceso de ejecución y otro la combinación de materiales dentro de los muros. Atendiendo al primer aspecto, existen varias técnicas utilizadas en la evaluación de fábricas y que invariablemente parten de un elemento de apoyo ejecutado con fábrica de ladrillo y adobe, que hará las veces de de encofrado de una cara y que con las otras tres caras de encofrado que proporciona el cofre o puertas de tapiar facilita el hormigonado de primer tapial. Una vez ejecutado este, la ejecución de los restantes no ofrece problema al disponer siempre una cara de fábrica que va sirviendo de apoyo a los hormigonados sucesivos. Los muros de cerramiento tienen una anchura de 55 a 65cm y los de división de 50cm, las técnicas usadas fundamentalmente con el tapial adoptan variantes que se refieren básicamente a dos aspectos; uno de ellos el proceso de ejecución y otro la combinación de materiales dentro de los muros. Atendiendo al primer aspecto, existen varias técnicas utilizadas en la evaluación de fábricas y que invariablemente parten de un elemento de apoyo ejecutado con fábrica de ladrillo y adobe, que hará las veces de de encofrado de una cara y que con las otras tres caras de encofrado que proporciona el cofre o puertas de tapiar facilita el hormigonado de primer tapial. Una vez ejecutado este, la ejecución de los restantes no ofrece problema al disponer siempre una cara de fábrica que va sirviendo de apoyo a los hormigonados sucesivos. |
Esta técnica se completa a veces, mediante la creación de una serie de pilastras verticales, dispuestas a intervalos regulares para dar rigidez a las fábricas y que a veces también se complementan con verdugadas de dos a tres hiladas horizontales de ladrillo o adobe, creándose así un entramado reticular, donde el tapial, digamos hace de rellano, no obstante hay que hacer constar que estos sistemas no son corrientes para la ejecución de las fábricas de palomares.
La utilización de las brencas o refuerzos ejecutados con mortero de yeso y piedras constituyen otra modalidad de refuerzo de fábricas, si bien tampoco son usuales en la construcción de los palomares de barro de naturaleza más modesta.
Atendiendo al segundo aspecto indicado al principio del capitulo, la superposición o combinación de materiales es cosa usual cuando las soluciones estructurales o funcionales así lo demandan. Así es el caso de muros de carga o de dimensión, de soluciones volumétricas a un agua, cuando la disposición de dichos muros es paralela a la pendiente de la cubierta, entonces, bien por comodidad o bien por limitaciones de material, se suelen subir las fábricas de tapial hasta la altura mínima de la cubierta y el cartabón restante (necesario para conformar la pendiente de cubierta) se ejecuta con adobes, que por sus piezas de pequeña dimensiones permiten conformar planos inclinados sin ninguna dificultad
Otras veces cuando es necesario dejar huecos de paso entre los anillos o naves interiores, al igual que en el caso anterior se suele recurrir al adobe para ejecutar pequeñas pilastras sobre las que se apoyarán las carreras de cubierta. Evidentemente la utilización del adobe en estos caos es más racional que el empleo del tapial, que podría ser viable pero que conllevaría más trabajo y dificultad.
Finalmente otras veces se da el caso de que los muros están ejecutados con el tapial en sus partes superiores, sin que exista una razón aparente, justificándose solamente por la mayor solidez que proporciona el tapial frente al adobe (mayor número de juntas) en las zonas próximas al suelo.
Cartabón con adobe |
DINTELES
Directamente relacionados con los muros tenemos el tema de los dinteles de huecos de paso o ventilación.
Invariablemente se emplean dos tipos básicos de dinteles: de madera y de piedra, ocasionalmente ejecutados con adobes y ladrillos formando arcos rebajados. La madera es utilizada en huecos de paso interiores y huecos de acceso principal. La piedra utilizada casi siempre en acceso principal y esporádicamente en huecos interiores. Los dinteles de adobe en arco se utilizan en pasos interiores y los de ladrillo en puertas principales. En lo que se refiere a los dinteles de madera generalmente se disponen en grupos adosados unos a otros dependiendo del espesor del muro que soportan. Se utiliza como elemento de dintel el rollizo sin mecanizar directamente, aunque a veces se encuentra dinteles trabajados en las cuatro caras.
Las entregas de elementos del dintel en los muros se hacen de dos formas; una de ellas apoyando directamente sobre el tapial o adobes y en otras apoyando en un durmiente trasversal también de madera.
Casi siempre la entrega viene a ser de 20 a 30cm. de profundidad. Excepcionalmente se han encontrado algunos conjuntos de dinteles de huecos de madera labrada, adoptándose a la forma curva de la planta. También se encuentran dinteles de tabla o tablón de madera, utilizándose generalmente en huecos de paso superiores para las palomas, que son de pequeña dimensión de vano y poca carga superior de fábricas y cubiertas. La entrega al igual que en el caso de rollizos es directa a través de un durmiente transversal a las tablas. El empleo de dinteles de piedra se reserva generalmente para la puerta de acceso principal, pero dado que este material es más caro y en consideración el grosor de muros casi siempre el dintel de piedra va asociado con dinteles de madera que se colocan al interior de hueco de madera de entrada hasta completar el espesor total del muro. |
Con carácter general y en el caso de muros realizados con tápiales, cuando la altura de los huecos de paso de acceso no coincide exactamente con las alturas de los tamales se produce una combinación obligada con el adobe para resolver adecuadamente las diferencias de altura. |
ESTRUCTURAS
Hemos dividido las distintas soluciones observadas en varios tipos:
1 Estructuras Planas.
Molinera.
Par e Hilera.
2 Estructuras Espaciales.
Falsa Cercha.
Estos sistemas muy elementales, pero que en ocasiones alcanzan gran complejidad, son utilizados pro separado o bien asociados unos a otros, dependiendo de la problemática de la planta a cubrir. Así podemos establecer que en los palomares de planta circular y de distintas anillos con patio interior, la solución estructural de cubierta es la más sencilla, ya que se trata en este caso de cubrir vanos que oscilan entre los 0.80m a 1.00m lo que se resuelve mediante colocación de una serie de parecillos en disposición radial, con separaciones variables entre 0.60 y 0.80m. sobre los cuales se coloca la tabla ripia que servia de soporte al material de cobertura. La tablazón clavada a los parecillos suele ser bastante irregular, siendo ocasional el uso de tablones elaborados mecánicamente En los palomares de planta circular con cubierta hacia el exterior y sin patio, se combinan las estructuras planas con las espaciales, resolviendo el anillo o anillos perimetrales con soluciones planas de parecillos e hileras y el módulo o circulo central mediante cerchas cruzadas formando un entramado especial muy elemental pero de gran resultado estético y mecánico. |
Igualmente sucede con los de planta cuadrada y rectangular, donde quizás se presentan las soluciones más complejas de estructura cubierta.
Todas las estructuras están resueltas con madera de pino, generalmente con racillos sin labrar y a veces, aunque excepcionalmente, con escuadrias elaboradas mecánicamente de una forma bastante tosca, (Hacuela).
Invariablemente el apoyo de elementos resistentes de pares de cubiertas o pares de tirantes de cerchas sobre los muros, siempre se realiza a través de durmientes de la misma madera, que descansan sobre las fábricas tanto de adobe como de tapial.
Dada la gran variedad de soluciones que siempre giran alrededor de los dos grandes tipos señalados, hemos creído más interesante que hacer una descripción escrita de las distintas soluciones, el presentar un esquema gráfico de algunos tipos de sistemas estructurales y que nos se indican a continuación.
Dentro de este apartado merece especial atención, como complemento, unas estructuras secundarias que tienen como objetivo, una misión resistente fundamentalmente (caso de las estructuras de cubierta), sino más bien una misión para establecer y facilitar unos pasillos de acceso a los nidos más altos.
Surgen como consecuencia de la existencia de nidos a gran altura, también por la anchura mayor de lo habitual de las naves, que por tanto imposibilitan la subida de los hombres apoyándose en ambas caras de la nave. Significa una solución estructural para resolver un problema funcional hecho de una forma sencilla.
Están resueltas con madera (generalmente de pino) formando entramado de barras, colocadas perpendicularmente a los muros y a intervalos regulares, tanto en planta como en sección y que en los casos más complicados se complementan con tablones colocados o apoyados sobre transversales, para crear así unos pasillos muy estrechos pero que permitían permanecer a un hombre de pie, a su vez trepar apoyándose en las paredes y ayudándose en las barras del entramado. Estas estructuras son aprovechadas en ocasiones para colocar bandejas, donde pueden echar el grano que sirve de alimento a las palomas en la época invernal.
Finalmente hay que indicar que además del sistema entramado descrito, en ocasiones y cuando las paredes de la nave o naves están más separadas de lo normal y también cuando la altura de los parámetros es inferior a 4m. se emplea sencillamente una escalera de madera que se sitúa a mano en el lugar deseado, para acceder a los nidos más altos.
CUBIERTAS
El tema de cubiertas viene directamente condicionado por al forma de distribución de las plantas a cubrir y también con las soluciones estructurales adoptadas.
Con independencia de la gran variedad de tipos encontrados, lo que fundamentalmente va a coincidir las dos grandes tipos de sistema de cubrición es la existencia o no de patios interior, de tal forma que en el caso de existir patio invariablemente las cubiertas, al contrario de lo que podría parecer lógico, se hacen hacia el interior, marcando un acentuado carácter cóncavo de la construcción. Esto que todas las aguas vayan a parar al patio interior, lo que obliga a evacuarlas a través de un sistema elemental de drenaje compuesto por arquetas y salida de agua al exterior, donde la paloma pueda comer y beber en las épocas de inverno. Por otro lado una cubierta hacia el interior proporciona a la paloma un lugar para tomar el sol o la sombra y permanecer al exterior sin estar sometida a los vientos. En casi todas las ocasiones las variantes de cubierta de patio están coronadas por un patio de altura y diseño variable o guardavientos, cuyo fin es proporcionar abrigo a la paloma durante su permanencia en la cubierta. Los guardavientos constituyen el elemento de la construcción donde el maestro local elabora todo un trabajo de decoración utilizando los materiales más nobles de que se dispone para hacer verdaderos encajes de fábrica.
En el caso de construcciones cerradas volumétricamente sin patio interior, lógicamente la configuración de cubiertas se hace para verter las aguas al exterior, otorgando al conjunto un marcado carácter cóncavo. En este caso el problema de evacuación de agua de lluvia no existe, pero en cambio no proporciona a la paloma un lugar tranquilo y recogido para comer como en el caso del patio interior. Sin embargo pro quedar a la vista todo el volumen de la cubierta hace que se comprenda de un golpe de vista el volumen del palomar, cosa que en el caso anterior era imposible al quedar oculta la cubierta por el propio volumen del palomar y en todo caso por el guardavientos.
Existen, lógicamente, soluciones intermedias de cubiertas de algunos palomares donde las naves más interiores vierten sus aguas hacia el patio, mientras que las exteriores lo hacen hacia el exterior. Estas soluciones aprovechan las cualidades de los dos grupos descritos anteriormente. Al margen de carácter cóncavo o convexo de las cubiertas, la realización de las mismas se corresponden con los sistemas utilizados para las construcciones civiles rurales. El material por excelencia es la teja árabe o curva, asentada sobre la tablazón de madera mediante torta de barro, a canal y cobija y con carácter excepcional solo a canal. Ocasionalmente se encuentran palomares resueltos con teja plana, bien por ser más modernos o por haber sido retejados posteriormente a su construcción con motivo de restauraciones. En disposición de cubiertas de planta circular tanto cóncavas como convexas, éstas suelen resolver mediante en soluciones de troceado de la cubierta en una serie de sectores circulares cuya reparación será una límatela fija, como referencia de los paños de faldón colindantes. |
Un tema que está íntimamente ligado con las cubiertas en el de salida para las palomas que generalmente y con independencia de otras que puedan existir directamente sobre los muros, se realizan como aberturas dentro de los planos de cubiertas que quiebra el faldón, produciéndose una tronera por donde la paloma saldrá directamente a la cubierta.
Sobre este tema se producen diversas solucionas, pero que siempre giran alrededor de dos planteamientos básicos; el primero es el indicado en el párrafo anterior, es decir produciendo un quiebro dentro del faldón único de cubierta y otro es el aprovechar desfases de faldones paralelos, pero a distinta altura, para dar el tramo vertical que los separa las oportunas salidas.
Otro aspecto interesante a considerar dentro del tema que nos ocupa, son los aleros, tanto de las cubiertas en si como de todos los remates que aparecen por encima de las cubiertas y primordialmente de los contravientos.
En relación con los aleros de faldones de cubierta, en su forma de rematar al final de los mismos y en la unión con los muros, se produce una serie de tipos que giran alrededor de dos soluciones básicas: la primera es la de alero sobre canecillos de madera empotrados en el muro, separados a distancias variables entre 0,5 y 0,7cm. Sobre las cuales se coloca la típica tablazón y sobre ella el remate de teja o canal y cobija (especialmente solo canal.) Esta solución no representa variantes y se emplea indistintamente en soluciones de plantas cuadradas, circulares etc.
La segunda solución básica prescinde de los canecillos de madera y va directamente a producir el vuelo de la cubierta sobre muros mediante la creación de un voladizo continuo de fábrica. Es en esta solución donde presentan mayores variaciones, creando una serie de ordenes de cornisa volados unos sobre otos a base de combinar tejar y ladrillos en voladizo hasta completar el vuelo pretendido. En algunas de estas disposiciones se aprovechan las hiladas intermedias de ladrillo para hacer dibujos o cenezas colocándolos de punta.
Dentro de la modestia en aleros y ornamentación utilizan materiales más caros como el ladrillo aunque no son exclusividad, existen aleros con varios órdenes de adobe formando falsos voladizos
En relación con los aleros de faldones de cubierta, en su forma de rematar al final de los mismos y en la unión con los muros, se produce una serie de tipos que giran alrededor de dos soluciones básicas: la primera es la de alero sobre canecillos de madera empotrados en el muro, separados a distancias variables entre 0,5 y 0,7cm. Sobre las cuales se coloca la típica tablazón y sobre ella el remate de teja o canal y cobija (especialmente solo canal.) Esta solución no representa variantes y se emplea indistintamente en soluciones de plantas cuadradas, circulares etc.
La segunda solución básica prescinde de los canecillos de madera y va directamente a producir el vuelo de la cubierta sobre muros mediante la creación de un voladizo continuo de fábrica. Es en esta solución donde presentan mayores variaciones, creando una serie de ordenes de cornisa volados unos sobre otos a base de combinar tejar y ladrillos en voladizo hasta completar el vuelo pretendido. En algunas de estas disposiciones se aprovechan las hiladas intermedias de ladrillo para hacer dibujos o cenezas colocándolos de punta.
Dentro de la modestia en aleros y ornamentación utilizan materiales más caros como el ladrillo aunque no son exclusividad, existen aleros con varios órdenes de adobe formando falsos voladizos.
Las variaciones que permiten la segunda solución básica quedan recogidos en los dibujos.
En lo que se refiere a los guardavientos ejecutados con la fábrica (tapial o adobe), constituyen elementos de fábrica en forma de pantalla, cuyo efecto es cortar los vientos y proporcionarlos abrigo a las palomas que permanecen en cubierta. Es por eso por lo que suelen disponer perimetralmente a la planta y el caso de disposiciones concéntricas, conforman anillos cerrados (circulares o cuadrados) y en el caso de disposiciones no concéntricas suelen quedar abiertos a un costado que usualmente suele ser el de mediodía.
Estos Elementos forman parte íntegramente de la cubierta y en bastantes ocasiones son tomados como motivo para introducir en ellos elementos decorativos de gran atracción a pasar de su sencillez.
Cuando el guardaviento carece de ornamentación, o lo que es lo mismo, cuando es una prolongación vertical de los muros de cara o cerramiento, también se suele proteger con teja, adaptándose en este supuesto varias soluciones que en gran parte vienen condicionadas por el espesor horizontal del muro que da forma al guardavientos, pues cuando éste es pequeño se suele cubrir (aunque no siempre) con un tejadillo compuesto por el ancho de la teja, unas veces a canal y cobija y otras solo a canal.
En la mayor parte de las ocasiones se suelo cubrir formando en pequeño tejadillo a dos aguas con hombrera en el alero, introduciéndose uno o varios órdenes de elementos volados según la importancia que se quiera dar al guardavientos, utilizando las mismas soluciones que hemos visto como remates de alero de las cubiertas principales.
En otras ocasiones el remate de los guardavientos suele realizarse con ladrillo aplantillado, colocando a modo de albardilla de unos o varios órdenes o hiladas superpuestas, creando ya una plataforma adecuada para la colocación de adornos o pináculos.
ORNAMENTACIÓN
No todos los palomares la tienen. Más bien lo que se puede afirmar lo característico del palomar es la ausencia de cualquier tipo de decoración, o lo que es lo mismo, un predominio claro de la sencillez y asedia arquitectónica. Sin embargo existen bastantes muestras de palomares donde la decoración llega a cotas elevadas y que a pesar de su elementalidad alcanzan importancia, como se ha dicho, por el contraste con el resto de la obra de forma muy simple.
La ornamentación podemos decir (después de haber observado bastantes palomares) que se encentra fundamentalmente en las zonas de coronación de guardavientos, como prolongación vertical de los mismos, tratando estas zonas como cenefa o grecas ejecutadas generalmente con ladrillo de prensa, formando dibujos de trazado variado, donde se incorporan tejas cortadas, que gracias a su cobertura permiten realizar dibujos imposibles con el ladrillo.
Estas cenefas se suelen cortar a intervalos regulares mediante pilastras de ladrillo rojo, motivo este que se aprovecha para introducir en estos puntos unos pináculos que unas veces están realizados con cerámica moldeada y otras con piedra tallada.
En aquellos palomares de tejados con aguas hacia fuera donde los guardavientos no existe la propia configuración de la cubierta, también en algunos caso se llega a la ornamentación creando unas cenefas de altura variable 1m. aproximadamente coincidiendo con la verticalidad de los muros concéntricos de la planta, creando se unos cortavientos perforados que cumplen con la misión de proteger a las palomas.
Un hecho fundamental de la arquitectura es el fomento industrial.
A mediados del siglo XVIII una serie de perfeccionamientos técnicos conllevan un autentico progreso industrial, con aumento de la producción y un aumento demográfico.
Uno de los materiales de mayor trascendencia es el hierro y también el hormigón que aparecen a mediados del siglo XIX.
Por eso es curioso ver como frente a estos dos materiales que suponen una importante innovación en el desarrollo de la arquitectura, existe una corriente que prefiere la utilización del ladrillo en dos claras tendencias, una mudéjar y otra de tradición popular modernizada.
No cabe duda de que el maestro popular no es insensible a las corrientes de moda en la arquitectura y en este caso su acercamiento a una arquitectura más culta lo lleva a cabo con la incorporación de elementos y materiales tomados de aquella y de su propia naturaleza le son más afines.
Este es el caso del ladrillo incorporado en la decoración en la segunda mitad del siglo XIX a través de las corrientes tradicionales de utilización enfrentadas a los nuevos materiales, que por otra parte le son ajenos al maestro popular, que se siente más identificado con el ladrillo.
Entendemos que esta tendencia del ladrillismo en la arquitectura hay que buscar el origen de la decoración y ornamentación de los palomares a través de las cenefas, pináculos, etc. que complementan de una forma coherente los volúmenes limpios y asépticos de los prototipos de los palomares encontrados.
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Bibliografía:
http://fafila.iespana.es/Guía de Tierra de Campos
Fernando Regueras Grande (Coord.): "Más es menos". Construir en barro. Una arquitectura de futuro. Actas de las IV Jornadas de Estudios. 191 pp. 24X17. Rústica. 2009. ISBN: 978-84-936651-4-2.
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